Por más viajados que seamos siempre hay errores que cometemos al momento de la toma de decisiones en el armado de la valija.

 1. Usar la maleta incorrecta.
Si bien hay diferentes opiniones, y la lógica indicaría que ir “liviano” de equipaje es lo correcto, se sabe que no siempre lo correcto es lo que terminamos haciendo. Si va de viaje y lleva una cantidad considerable de opciones de indumentaria y artículos (de belleza y/o electrónicos) más vale que lleve una valija y con ruedas, y en lo posible de las que tienen tracción para todos lados. Gracias a la física esas maletas son empujadas prácticamente con un dedo, y nos ahorramos dolores de espalda, cuello, contracturas y malos humores (que se adicionan a las incontables horas de vuelo y aeropuertos que pueden tocar). Hay gente que sigue usando bolsos, aquí no entendemos por qué.
2. Empacar de más.
El tema recurrente en los viajes (sobre todo para las mujeres) el sobreequipaje. El tema del clima, las diferentes actividades (diurnas, nocturnas, si casual, si nocturno, si campestre, etc, etc, etc) hace que nos olvidemos de hacer lo lógico y correcto: dejar espacio sobrante en la valija para no tener que comprar una (o más) en destino (y no tener siquiera la suficiente cantidad de manos para llevarlas). Un tip es poner sobre una superficie que podamos dominar la totalidad de la ropa que quisiéramos llevar. La ropa de colores se deja en casa, con eso no sólo se reduce la cantidad de ropa sino de problemas. Si elegimos un color como el negro, lo podemos combinar de diferentes maneras para diferentes usos, y siempre queda bien.
3. Olvidar el traje de baño y las ojotas.
Es muy probable que en cualquier viaje (sin siquiera referirnos a un destino playero en el que es obvio prever la indumentaria) haya una piscina, un sauna, un agua termal inesperada, o cualquier agua en la que nos queramos sumergir para descansar luego de interminables caminatas y pocas horas de sueño. Pero ¿qué sucede si estamos en los Géiseres del Tatio, en San Pedro de Atacama, donde podemos introducirnos en un agua caliente con una temperatura ambiente de cero grado, y no nos trajimos el traje de baño y las ojotas? Quedar mirando y desear lo que tal vez no volvamos a ver en la vida.
4. No llevar abrigo en el equipaje de mano del avión.
Si hay algo molesto e inhumano es el aire acondicionado furioso de los aviones. Si toca mantita tal vez lo solucionemos, pero a veces ni siquiera alcanza y no paramos de repasar todos los maravillosos abrigos que podíamos haber sacado del ropero y no lo hicimos. Siempre hay que llevar un abrigo para el avión, y no sólo para la parte superior del cuerpo: las medias son clave.
5. No llevar suficiente ropa interior.
Empacar para unos 4 días es prácticamente lo mismo que para una semana, por lo menos en cuanto a indumentaria, que se va reciclando y se usa más de una vez. Lo que no se puede reciclar (excepto que tengamos la posibilidad de lavar y secar) es la ropa interior y las medias.
6. No prepararse para el clima del lugar.
A veces visitamos lugares donde el clima no nos sorprende (muy frío de nieve, muy caluroso de playa), pero otros pueden jugarnos muy malas pasadas. Si vamos a uno de esos hoy es muy sencillo chequear el clima en los días previos a nuestra llegada, incluso con las fechas precisas en las que vamos a estar. Si el clima va a estar inestable lo mejor es tener un abrigo para la lluvia (o paraguas), y por lo menos un abrigo de algodón o polar para obtener un calor seco en caso de mojaduras de emergencia. La ropa ‘dryfit’ de gimnasia es muy efectiva para los viajes, evita la transpiración y si se moja se seca muy rápido.